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J. Javier Soldevilla / DIRECTOR DEL GRUPO NACIONAL PARA EL ESTUDIO Y ASESORAMIENTO EN ÚLCERAS POR PRESIÓN (GNEAUPP)

'En muchas ocasiones, estamos en condiciones de prevenir más de un 95% de casos de UPP'

A. Lemos 11-02-2019

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J. Javier Soldevilla.

Pregunta.- La mayoría de pacientes con úlceras por presión son personas de más de 70 años. ¿A qué se debe?
Respuesta.- Lo podría justificar, en primera instancia, la mayor presencia de procesos que conllevan dependencia, especialmente las que pueden provocar movilidad limitada o inmovilidad, así como la incontinencia urinaria y fecal (muy frecuente en este grupo de población). Como causa genérica, la pluripatología habitual que puede comprometer la movilidad, pero también la oxigenación de los tejidos, la resistencia a la infección y la habitual plurifarmacia, que también puede predisponer directa o indirectamente a una mayor presencia.

P.- Aunque prevenirlas es más sencillo y barato, las UPP son un problema constante en los hospitales. ¿Cómo es posible?
R.- Creo que no será muy simple mi respuesta si dijera que por creerlas poco relevantes e inevitables, pero mi experiencia me dice que esas son las dos razones más poderosas para que pervivan estas lesiones. Sostener que son poco importantes se debe de enfrentar a la mortalidad aumentada y las complicaciones derivadas que pueden suponer la aparición de estas lesiones (la mortalidad se eleva entre 4 y 6 veces entre quienes las tienen y no), y la inevitabilidad es una falacia para la mayoría de casos. Estamos en condiciones, en muchas ocasiones, de prevenir más de un 95% de los casos. Entonces, ¿por qué no se hace? Negligencia consentida por creer que hay otras prioridades y que estos cuidados pueden esperar: las UPP se pueden presentar en apenas unas horas y durar meses. 

P.- La problemática de las UPP e incluso su existencia es desconocida para la ciudadanía. ¿Por qué?
R.- Para muchos de los sanitarios, son un problema menor, secundario, marginal, que no pone en peligro la vida, que no “da gloria”, que cuesta tiempo y esfuerzo prevenirlo y que a veces nos decimos para acallar nuestra conciencia que son imprevisibles. ¡Incierto! A los pacientes, sus cuidadores familiares y a la ciudadanía en general, les hemos hecho creer que estas lesiones eran daños colaterales y especialmente inevitables, cuando que pocas veces con tanta rotundidad en ciencias de la salud, podemos decir que estamos en condiciones de prevenir casi la totalidad.


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